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Hoy que es día de Los Amantes, máñana día del amor y la amistad, va para ustedes: Subes De tu sombra a mi cuerpo, aquí mismo y en mis ojos con el vértigo de las floraciones, agua y tierra se separan, subo de tu piel a tu voces, en las dimensiones de lo intangible y te arraigas en las diferencias. Yo soy tu periferia, soy tus lindes, subes ahora de tu voz a mi cuerpo, el más acá de las palabras más allá, en un futuro que llega. Soy de tu cuerpo, soy erosión que te disipa en el viento mezquino, como el silencio, como el tiempo, ídolo sanado, becerro santo, me ocultas cada uno de tus miembros, tus pasiones las heridas. Sexo, Que nuestra sangre hierve, somos equinoccios consumados, pasto de nuestro fuego, la palabra la asfixia. Travesti tus tremores del ansia de tu piel, sequías de tus manos en mi vientre pene la palabra, la vulva tu silenciosa lengua de cervatillo en descampado tiempo como sombra de tu cuerpo en el falo de los bosques desleído, dos sonidos en disputa nunca enteros. El instante es el cuerpo de los cuerpos, tu tiempo mi mundo en tu cuerpo tan anhelado, apenas visto en una imagen de tu cuerpo sin rostro, tu cuerpo sin límites, eres realidad que llena mis ideas, mis fantasías mis pasiones. Adaptación de un poema de César Eduardo Carrión (Quito, Ecuador 1976) del libro: Cinco Maneras de Armar un Travesti Ciudades y pueblos (Temas (650))

Preferred form: Hoy que es día de Los Amantes, máñana día del amor y la amistad, va para ustedes: Subes De tu sombra a mi cuerpo, aquí mismo y en mis ojos con el vértigo de las floraciones, agua y tierra se separan, subo de tu piel a tu voces, en las dimensiones de lo intangible y te arraigas en las diferencias. Yo soy tu periferia, soy tus lindes, subes ahora de tu voz a mi cuerpo, el más acá de las palabras más allá, en un futuro que llega. Soy de tu cuerpo, soy erosión que te disipa en el viento mezquino, como el silencio, como el tiempo, ídolo sanado, becerro santo, me ocultas cada uno de tus miembros, tus pasiones las heridas. Sexo, Que nuestra sangre hierve, somos equinoccios consumados, pasto de nuestro fuego, la palabra la asfixia. Travesti tus tremores del ansia de tu piel, sequías de tus manos en mi vientre pene la palabra, la vulva tu silenciosa lengua de cervatillo en descampado tiempo como sombra de tu cuerpo en el falo de los bosques desleído, dos sonidos en disputa nunca enteros. El instante es el cuerpo de los cuerpos, tu tiempo mi mundo en tu cuerpo tan anhelado, apenas visto en una imagen de tu cuerpo sin rostro, tu cuerpo sin límites, eres realidad que llena mis ideas, mis fantasías mis pasiones. Adaptación de un poema de César Eduardo Carrión (Quito, Ecuador 1976) del libro: Cinco Maneras de Armar un Travesti Ciudades y pueblos

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Work cat.: (OSt)151588: Sennett, Richard 108224, Vida urbana e identidad personal :, 1975